“La escuela inclusiva es un imperativo ético y es, a su vez, una estrategia efectiva para hacer realidad el derecho de todos a una mejor educación” (Murillo y Duk, 2010) Es necesario iniciar un proceso de reflexión al interior de nuestras escuelas que permita promover cambios orientados a mejorar la capacidad de respuesta a la diversidad, garantizando el desarrollo de culturas, políticas y prácticas que favorezcan la participación y el aprendizaje de todos y cada uno de los alumnos.
Para avanzar hacia sistemas educativos de mayor equidad y calidad para todo el alumnado, debemos generar un espacio de reflexión, intercambio y aprendizaje sobre inclusión educativa y atención a la diversidad. En el que proponer estrategias de gestión y áulicas para responder a la diversidad y transformar las barreras para la presencia, el aprendizaje y la participación existentes en recursos y apoyos para la inclusión.
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