¿Sabías que jamás se produjeron tantas innovaciones disruptivas en tan corto periodo de tiempo como ahora en la sociedad digital? (Schwab, 2016). El mundo líquido y flexible en el que vivimos nos afecta no solo a nivel personal, sino también laboral. Y estas disrupciones obligan a repensar la educación, de manera que integre las nuevas tecnologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) están rompiendo nuestros habituales modos de hacer, de aprender y de vivir, al impactar en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas. Una de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU es que antes de 2030, todas las personas jóvenes y una proporción considerable de las personas adultas estén alfabetizados (ONU, 2018).
Cabe destacar que la UNESCO, al referirse a la alfabetización, considera que esta debe entenderse hoy como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digitalizado. Este organismo está preocupado por encontrar soluciones digitales inclusivas y por el desarrollo de competencias digitales (UNESCO, 2018), al entender que la educación en red debe jugar un rol fundamental para alcanzar dicho objetivo.
Ahora bien, vamos a viajar en el tiempo y recordar cómo hacíamos algunas actividades tales como: escuchar música, tomar fotos, almacenar información, ver películas, comprar, escribir, reservar un hotel, disfrutar el tiempo libre, entre otras. Y vamos un poco más allá, ¿puedes recordar cómo era estudiar en tu escuela primaria?
Hoy la tecnología nos atraviesa y todos los cambios bruscos nos proporcionan nuevas maneras de aprender, trabajar, relacionarnos, etc. Esta sociedad digital y moderna se caracteriza porque el conocimiento se hace muy accesible e inmediato, pero, a la vez, es escasamente durable, se resbala en esta sociedad líquida en que habitamos (Bauman, 2002, 2007).
Se navega a gran velocidad por una masa de información altamente superficial y nuestros intereses de hoy son poco estables, todo es pasajero. Cada vez más, toman más fuerza las siglas VUCA, que caracterizan al entorno de la siguiente manera:
- Volátil (cambio, ritmo y velocidad)
- Incierto / Uncertainty (imprevisibilidad, inseguridad, sorpresa)
- Complejo (multiplicidad de factores y causas)
- Ambigüo (realidad imprecisa, vaga, múltiples significados y confusión, no existen precedentes)

La pregunta para los educadores es ¿cómo educar en una sociedad en permanente mutación? ¿Es posible adaptarse en un entorno VUCA?
En el blog TICMAS, la autora Amalia Bernabé propone una acción concreta para cada componente del acrónimo. A continuación, conoce algunas ideas para abordar la enseñanza en un entorno VUCA:
- Volatilidad: Se propone combatirla manteniendo una visión clara, con la posibilidad de hacer uso de metodologías ágiles para adaptarnos al cambio. La competencia principal a desarrollar para poder hacer frente a la volatilidad, es la comunicación efectiva. Para poder mantener una visión clara que mitigue la volatilidad, es importante que sepamos comunicar de manera clara, efectiva y permanente.
- Incertidumbre: mitigamos los efectos de la incertidumbre con información. Ella nos ayudará a hacer frente a este componente del acrónimo con conocimiento y entendimiento. Para ello, deberíamos contar con un buen nivel de empatía, de modo tal de ser capaces de comprender situaciones concretas que nos presenta el entorno.
- Complejidad: para poder enfrentarnos a la complejidad del entorno de manera exitosa, será menester mantener la mayor claridad y precisión posible. Para ello, la mejor manera es mantener una actitud que sea directa y transparente.
- Ambigüedad: podremos superar la ambigüedad del entorno si usamos la agilidad como aliada. Para poder ser ágiles, deberemos ejercitar el ser flexibles, de modo tal de tomar acciones rápidamente aunque no sean las decisiones que tomaríamos en circunstancias normales.