Tradicionalmente, el desempeño del docente consistía en pararse frente al aula y enseñar sus conocimientos específicos sobre determinada materia, guiándose por un currículo o plan de estudios. Actualmente, el rol que cumple el y la docente es exactamente el mismo desde hace 200 años.
Sobreestimulados por los medios audiovisuales, y especialmente por internet y sus infinitas posibilidades, la juventud está saturada de información. Mientras que antes el problema era tener acceso, hoy la dificultad radica en el procesamiento de la información proveniente de múltiples fuentes. Es exactamente allí donde la tarea del docente se presenta como una pieza fundamental, aunque no única, en los nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje.
“Los cambios que se están produciendo en la sociedad inciden en la demanda de una redefinición del trabajo del profesor y seguramente de la profesión docente, de su formación y de su desarrollo profesional. Los roles que tradicionalmente han asumido los docentes enseñando un currículum caracterizado por contenidos académicos hoy en día resultan inadecuados. A los alumnos les llega la información por múltiples vías y los profesores no pueden hacer como si nada de esto fuera con ellos”(García Carlos, 2007).
Bajo esta perspectiva, el papel del profesor debería de cambiar desde una concepción puramente distribuidora de información y conocimiento hacia una persona que es capaz de crear y orquestar ambientes de aprendizaje complejos, implicando a los alumnos en actividades apropiadas, de manera que los alumnos puedan construir su propia comprensión del material a estudiar, y acompañándolos en el proceso de aprendizaje. (Begoña Gros, 2004: 4)
Según Begoña Gros, el rol docente debe modificarse desde una mera transmisión de la información y el conocimiento, hacia una capacidad de guiar a los estudiantes en ambientes de aprendizajes diversos, en los que se lleven a cabo tareas de tipo colaborativo.
Marc Prensky (2011) enumera tres roles que deberían experimentar los docentes para educar en la era digital:
- Entrenadores: observando y ayudando a cada estudiantes a encontrar su pasión y ejercitarla
- Guías: generando un vínculo adecuado para ser aceptado y ganar ese rol con cada uno de sus estudiantes
- Expertos en instrucción: diseñando experiencias de aprendizaje creativas, desafiantes y atractivas para motivar a sus estudiantes logrando que se involucren y reflexionen.
Como vemos, los listados de competencias o aptitudes de los docentes para el siglo XXI son variados y todos comparten la preocupación por transformar las prácticas para dar respuesta a las necesidades actuales.
Te invitamos a que escuches el siguiente episodio del Podcast de Santiago Bilinkis sobre la falta de cambios en la educación.